20190507

Esperanza Zambrano: Semblanza



Esperanza Zambrano


(Dolores Hidalgo, 14 de noviembre de 1901 – Ciudad de México, 4 de junio de 1992)


Poetisa y escritora mexicana.

Nace María Esperanza Dolores Zambrano Sánchez el 14 de noviembre de 1901 en Dolores Hidalgo, Guanajuato, en la segunda calle de Hidalgo número 9. Hija del militar Agustín José Zambrano y María Ana Sánchez. Realizó sus estudios elementales en las ciudades Guanajuatenses de Abasolo, Pénjamo e Irapuato.

Retrato de Esperanza Zambrano

Debido al estallido de la Revolución Mexicana, Esperanza Zambrano y su familia abandonan el estado de Guanajuato y se trasladan a la Ciudad de México. Una vez instalada en la capital, continúa sus estudios como interna en el Colegio de las Vizcaínas. Fue alumna de la Escuela Comercial Miguel Lerdo de Tejada, donde concluyó la carrera comercial. Realizó estudios en el Conservatorio Nacional de Música. Asistió a cursos en la Escuela de Altos Estudios, hoy Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Trabajó para el gobierno Mexicano, particularmente en la Secretaría de Educación Pública.

Autora de una obra breve, su trabajo se enmarca dentro del movimiento literario conocido como modernismo: juega con la estructura de las estrofas y la sonoridad de las palabras, imprime aires de decadentismo propio de este movimiento. Destaca su uso del verso alejandrino.

Retrato de Esperanza Zambrano

Entre sus obras destacan:
  • La inquietud joyante (1927): su primer libro de poemas, publicado gracias al patrocinio del Dr. Rafael Cruz. Obra desconcertante para la comunidad literaria mexicana de su tiempo, pues trata de manera directa los deseos carnales y la pasión amorosa de su autora.
  • Los ritmos secretos (1930): su segunda obra, publicada y editada con ayuda del Gobierno del Estado de Guanajuato, continúa abordando temas íntimos y amorosos.
  • Canciones del amor perfecto (1939): poemario dedicado a su hijo quien murió al nacer. Deja de lado la sexualidad para exaltar el amor conyugal y maternal.
  • Retablos del viejo Guanajuato (1943): describe la vida urbana y el encanto de las callejuelas y construcciones de la ciudad de Guanajuato, así como sentimientos de añoranza y nostalgia por su viejo terruño.
  • Fuga de estío (1952): regresa a las composiciones íntimas, pero con un tono de sabiduría y madurez.

Firma autógrafa de Esperanza Zambrano

Esperanza Zambrano fue una adelantada en cuanto a la presencia de la mujer en la creación literaria, la participación política y la toma de conciencia de la condición femenina, siendo así precursora del movimiento feminista mexicano.

Fue asesora y directora de la Unión Panamericana y de Publicaciones de la Comisión Interamericana de Mujeres de la OEA con sede en Washington DC. Miembro de las Legión de Honor Mexicana y fundadora y presidenta del Ateneo Mexicano de Mujeres del cual expresó: "Nuestro Ateneo de hoy, es ecléctico. Tendrá entre sus características esenciales, la olímpica serenidad de su nombre prestigioso y simbólico". 

Obtuvo el premio Palmas Académicas 1945 y la Medalla de Reconocimiento 1946, en Francia; la Condecoración Juan Pablo Duarte de la República Dominicana y la Medalla al Mérito del Gobierno de Guanajuato en 1963.

Fragmento de carta de Esperanza Zambrano a Gabriela Mistral, 17 de diciembre de 1937

En 1983 la Dirección General de Comunicaciones de la UNAM editó una Antología de Esperanza Zambrano intitulada La Vida Plena, con los comentarios de José Emilio Pacheco y Rodolfo Usigli. 

El 22 de septiembre de 1984 el Ayuntamiento de Dolores Hidalgo la declaró “Hija Predilecta de la Ciudad” y ese mismo día el estado de Guanajuato le rindió un homenaje en el Teatro Juárez. En 1988 el Gobierno del Estado de Guanajuato publicó la Poesía Completa, que integra toda su obra poética.

Esperanza Zambrano fue cónyuge del actor y guionista Miguel Wimer, y madre del diplomático, escritor y humanista Javier Wimer Zambrano.

Miguel Wimer

Muere el jueves 4 de junio de 1992 en la Ciudad de México a la edad de 90 años y 6 meses.




Referencias:
  1. Aguayo Juárez, C.F. (2016). Esperanza Zambrano31 de mayo de 2019, de Gobierno Municipal de Dolores Hidalgo C.I.N. Sitio web: https://docplayer.es/9570707-Esperanza-zambrano-poetisa-y-escritora-mexicana-nacida-en-dolores-hidalgo-cuna-de-la-independencia-nacional-guanajuato.html
  2. Aguayo Juárez, C.F. (2017). Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia Nacional. El Cronista Guanajuatense, 24.
  3. Catálogo Biobibliográfico de la Literatura en México. (2011). Zambrano, Esperanza (1901-1992). 30 de mayo de 2019, de INBA. Sitio web: https://literatura.bellasartes.gob.mx/guanajuato/4291-zambrano-esperanza.html
  4. Coordinación Nacional de Literatura & Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. (2017). Enciclopedia de Literatura en México: Esperanza Zambrano. 30 de mayo de 2019, de INBA. Sitio web: http://www.elem.mx/autor/datos/1725
  5. Fernández Aceves, M.T., Ramos Escandón, C. & Porter, S. (2006). Orden social e identidad de género México, siglos XIX y XX. CDMX, México: Editorial CIESAS.
  6. García Juárez, J. (2010). Dolores Hidalgo "Cuna de la Independencia Nacional". Guanajuato, México: Gobierno del Estado de Guanajuato.
  7. Instituto de Investigaciones Filológicas IIFL (UNAM). (2007). Diccionario de Escritores Mexicanos Tomo IX (U-Z). CDMX, México: IIFL.
  8. Moncada, L.M. (4 de enero de 2010). Diccionario Histórico del Teatro en México 1900-1950: W. Recuperado de http://reliquiasideologicas.blogspot.com/2010/01/w.html
  9. WorldCat Identities. (2019). Zambrano, Esperanza. 30 de mayo de 2019, de Online Computer Library Center. Sitio web: http://www.worldcat.org/identities/lccn-n87100997/
  10. Zambrano, Esperanza. [Carta] 1937 dic. 17, México, D. F., México [a] Gabriela Mistral, Lisboa, Portugal  [manuscrito] Esperanza Zambrano de Wimer. Archivo del Escritor. . Disponible en Biblioteca Nacional Digital de Chile http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/bnd/623/w3-article-140034.html . Accedido en 3/6/2019.


20190506

Obra de Esperanza Zambrano

Obra poética:
  • Zambrano, E. (1927). La inquietud joyante. Ciudad de México.
  • Zambrano, E. (1931). Los ritmos secretos. Guanajuato, México: Gobierno del Estado de Guanajuato.
  • Zambrano, E. (1939). Canciones del amor perfecto. Ciudad de México: Artes Gráficas del Estado.
  • Zambrano, E. (1943). Retablos del viejo Guanajuato. Xalapa, México: Editorial Veracruz.
  • Zambrano, E. (1952). Fuga de estío. Ciudad de México: Juan Pablos.
  • Zambrano, E. (1983). La vida plena: antología. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Zambrano, E. (1988). Poesía completa. Guanajuato, México: Gobierno del Estado de Guanajuato.




Poemas de Zambrano en antologías:
  • Novo, S. (2003). Mil y un sonetos mexicanos del siglo XVI al XX (8va ed.). Ciudad de México: Editorial Porrúa.
  • Saavedra, A.M. (1996). Las divinas mutantes. Cartas de relación del itinerario de la poesía femenina en México. Toluca, México: Editorial Praxis.
  • Valdivia, B. (1995). El país de las siete luminarias: antología literaria de Guanajuato. Guanajuato, México: Ediciones La Rana.
  • Velázquez Chávez, A. (1966). Jardín de la poesía mexicana siglos XV al XX. Ciudad de México: Poesía Hispanoamericana.
  • Villoro, C. (1999). Mujeres que besan y tiemblan: antología mexicana de poesía erótica femenina (1ra ed.). Ciudad de México: Editorial Planeta.




Poemas de Zambrano en publicaciones periódicas:
  • Zambrano, E. (marzo, 1954). Sonetos del amor ensimismado. Espiral, 3.
  • Zambrano, E. (1954). Sonetos I y II. Anuario de la Poesía Mexicana, pp. 236-237.
  • Zambrano, E. (abril, 1984). Voy como una sonámbula. "La Guía", 134, pp. 8.
  • Zambrano, E. (julio, 1987). Oración por la Francia cautiva. "El Buho" (Excelsior), 96, pp. 2.




Traducciones de Zambrano del inglés al español:
  • Beecher, E. (1977). Walt Disney presenta: Mickey Mouse y el cachorrito Pluto. Ciudad de México: Editorial Novaro.
  • Grimm, J. y Grimm, W. (1988). Hansel y Gretel. Ciudad de México: Editorial Trillas.
  • Mabee Lachman, R. (1951). Barcos. Ciudad de México: Editorial Novaro.
  • North Bedford, A. (1954). Roy Rogers y el nuevo "cow-boy". Ciudad de México: Editorial Novaro.
  • North Bedford, A. (1979). Walt Disney presenta: Los siete enanos encuentran casa. Ciudad de México: Editorial Novaro.
  • Werner Watson, J. (1977). Walt Disney presenta: Los amigos de la Cenicienta. Ciudad de México: Editorial Novaro.
  • Werner Watson, J. (1980). Walt Disney presenta: el Pato Donald y su trenecito. Ciudad de México: Editorial Novaro.


LA INQUIETUD JOYANTE (1927)

La durmiente
Herrumbroso lago de melancolía,
donde se desliza la piragua mía,
con lento bogar…
¿Qué atracción oculta tu quietud entraña,
por qué maleficio, por qué fuerza extraña,
jamás tus orillas logro bordear?

En vano me llaman voces de alegría,
y empapan mis ojos las tintas del día,
cuando el horizonte se empieza a argentar;
el imán que emerge de tu abismo mudo,
o acaso algún genio fatal y sañudo,
tu imperio de niebla me impiden dejar.

A veces, cansada, con un invencible
sopor en el cuerpo, tu seno invisible
quisiera violar,
y ávida, contemplo tu lámina fría,
donde abrevia el viento la larga elegía
que late en la lira rodante del mar.

Adivino un lecho de algas silenciosas,
en tus grutas verdes, hondas como fosas,
para descansar,
y anhela por eso, la triste alma mía,
en tu fondo inmóvil de melancolía,
ser una durmiente multisecular.


Peregrino

A mi gentilísimo amigo el

Dr. Rafael Cruz


Yo sé que al cabo, amante, seguirás tu camino
cuando te hayas hastiado de mi pan y mi vino,
y del albergue tibio, que acogió en el invierno
la fatiga infinita de tu ambular eterno.


Sentirás la nostalgia de las tierras brumosas,
y la intemperie, el viento,
las brisas salitrosas
que estrujaron tu rostro con su bárbaro aliento,
te llamarán de nuevo, con voces imperiosas,
y olvidaras mi fuego, mi canción y mi cuento.


Despertará el anhelo de tu alma aventurera,
amante de la lluvia
que se impacienta afuera,
y al destejer tus dedos de mi cabeza rubia,
se llenará de sombra mi larga cabellera.


¡Y no me dirás nada!...
Mas sin rendirme al sueño,
por la fuerza invisible de mi angustia callada,
atisbaré tus pasos, sorprenderé tu empeño
y furtivo, una noche como aquella de invierno,
en que cortaste el hilo de tu ambular eterno,
silencioso, inconsciente, como el propio destino,
sin mirarme siquiera, seguirás tu camino.


Paisaje
En el cielo, zafiros diluyeron intenso
colorido, tornando vivo azul el cristal…
El follaje amarillo va danzándole al viento,
que canta una preciosa sonata otoñal.

Semeja el quieto lago una verde pupila
abierta al infinito, ávida de color,
por donde corre a veces una onda fugitiva,
o la espuma de un cisne que rompe aquel sopor.

Aun el campo hace versos. El ensueño de octubre
en la tarde se siente, y me besa y me cubre
con las alas de una rezagada ilusión…
Y yo pienso: «Al fugarse el otoño, Dios mío,
cuando caiga el invierno, todo estará sombrío,
y así, como el paisaje, será mi corazón.»


Tic Tac
¡Oh, la fatiga inmensa de ir contando las horas,
en un reloj tan lento
que no acaba jamás…
En el reloj de arena
del hondo sufrimiento,
que golpea mis sienes con su eterno tic tac!...

¡Oh, la angustia nocturna que rebota en las sombras,
devolviendo en un eco
ese ruido tenaz
del corazón, que estalla
desesperado, seco,
también con un eterno e isócrono tic tac!...



Fruta prohibida
Recorro ávidamente el jardín de la vida,
buscando, siempre en vano, la fruta prohibida.

Con el afán inquieto de la primera culpa,
he gustado las uvas, la perfumada pulpa
de la manzana tierna,
y el fresco terciopelo de los duraznos,
sin que calmen mi sed interna.

Desgrano entre los dedos el oro de las mieses,
y, rompiendo la concha morena de las nueces,
hurgo curiosa, dentro,
por ver si acaso en ellas algún indicio nuevo
para mi enigma encuentro.

Y en la búsqueda inútil, interrogo a la araña,
la hosca tejedora del huerto, tan huraña,
que nada me contesta,
y prosigue tejiendo quietamente su tela,
en la paz de la siesta.

Vuela mi audaz pregunta de los campos de Ceres,
a la granada roja de los atardeceres…
¿Acaso está en la muerte la fruta prohibida
de la sabiduría que me niega la vida?



Verso íntimo


A mi hermana Otilia


Hermana: ya la hora se arrebuja en tinieblas,
y penetra a la estancia que con tus risas pueblas.
     Te besa ya en los ojos el

     minuto silente,
     y sigilosamente,
     deslizará en tu frente
     el filtro de los sueños,
     llenándola de seres intangibles, risueños.
Ha tiempo enmudecieron las campanas sonoras,
y el silencio resuena en ondas incoloras.

En la quietud nocturna, siento dedos de bruja,
que me punzan con una como sutil aguja
     De pensamientos. Oigo cual un 
ritmo encantado,
     el nombre del amado
     rodar lento, callado…
     Ya todo duerme, hermana,
     y tus pupilas sienten la noche. ¡Hasta mañana!
Tan sólo mi alma insomne, en la luz o en la sombra,
proseguirá rimando el verso que le nombra.


El corazón nómada
¡Dame, Alá, un oasis para acabar mi vida,
ya que fue un espejismo la tierra prometida!

Después de haber vagado en poniente y levante,
lo mismo en el desierto,
que en las mudas orillas del mar Muerto,
¡Dame, Alá, un oasis donde mi tienda plante,
para acabar en ella mi larga vida errante!...

Fui con las caravanas de la Meca a Bagdad,
sin detener mi huella,
porque leí en la estrella
tu santa voluntad.

Siempre marché cantando, mas mi cuerpo declina,
y ante Ti, polvorosa mi cabeza se inclina,
y mi garganta, seca por el simún de fuego,
en la última jornada te hace el último ruego:

¡Dame, Alá, un oasis para acabar mi vida,
ya que me fue negada la Tierra Prometida!... 


Obstinación
Desde que llevo el virus de escondidos dolores,
mis ojos, rencorosos,
se obstinan en no ver
el globo de los días claros y luminosos,
quebrando sus colores
bajo el atardecer.

Mis labios se han cerrado también, para la inútil
palabra, que el amado no habrá de recoger,
y envuelta del silencio en el vaho inconsútil,
adivino la obscura sensación de no ser.

Ya mis cinco sentidos
están adormecidos…
Mis poros ya no absorben la belleza.

El fatal
páramo en que germina mi cactus de tristeza,
me ha tornado insensible, como estatua de sal.



Los Ecos
Recogí el secreto del viento,
la voz de acento secular,
que trajo a mi oído terrestre,
los cantos y ritmos del mar.

Y trajo también, de las selvas,
honda inquietud vesperal,
y los lamentos de las almas
desde tiempo inmemorial.

Oí el murmullo de las brisas,
el rugido del huracán,
y ahora y siempre sobre mi espíritu,
esas voces flotando van.

Y por mandato del destino,
siento en mí misma gravitar,
un tumultuoso anatema
que nada puede conjurar.

Todos los ecos, desde entonces,
los del bien y los del mal,
me han seguido por los espacios,
envolviéndome en su espiral.

Y en siglos de vida o de muerte,
mi espíritu habrá de escuchar,
esa oculta onda sonora,
que no conoce valladar.



Como el verano
Entre mi boca revienta un beso maduro ya para tus labios,
como una roja fruta amorosa,
plena de mieles y anhelos sabios.

Entre mis dedos una caricia se enreda ansiosa,
presta a brotar,
como un capullo núbil de seda maravillosa,
que mis deseos habrán de hilar.

¡Oh, amado! prueba la ardiente fruta desconocida,
coge en mi mano
la seda ansiosa de mi emoción,
siega en mi cuerpo –campo de vida-
la rubia espiga de la pasión.

Bebe en mi sangre sol de verano…
¡Hoy tengo alma de la estación!



A donde tú me lleves
¿A qué saber si vienes de lejanos países,
y si allí quema el viento o flotan nieblas grises?...
¡A donde tú me lleves, mi planta irá confiada,
de tu nombre y tu patria, no quiero saber nada!

No quiero saber nada… Mi nuevo misticismo,
adora ya tus dioses con rojo fanatismo,
y arderá ante tus templos como una hoguera viva,
o taciturna llama meditativa.

¡Llévame a donde vayas, pálido aventurero!
Yo labraré tus tierras o haré brillar tu acero,
y entonando canciones, entibiaré tu hastío,
en las tardes de lluvia y en las noches de frío.

¿Qué importa de tu lengua el ritmo, si me nombras,
y que sea tu vida cual la noche, de sombras?
He de amarte lo mismo, rey o pobre proscrito,
en las hoscas montañas o en el mar infinito.



Como entonces…
Te amaré dulcemente,
con amor tembloroso de adolescente,
cual si a mis labios nunca hubiera llegado
ni la inquietud del beso, ni el nombre amado.

Te amaré dulcemente,
y las primicias
de mi alma adolescente
que tu acaricias,
te dirá sus encantos mi primavera,
con gárrulos gorjeos de pajarera.

Retozará en mis labios la risa loca,
y en vez del verbo ardiente que me sofoca,
me contarás un cuento dorado, leve,
el de los siete cisnes o Blanca Nieve.

Y por ti seré núbil eternamente,
y tendré la frescura de clara fuente,
para que en mí se apague tu sed, amado,
con un pálido vino que no has degustado.
 


Resignación
No habré de rebelarme ya nunca ante la vida…
Recibiré sus dones de luz, cansancio o nieve,
con aquel viejo gesto de escepticismo breve,
que al fin se va borrando después de cada herida.

Seré materia dúctil, y su golpear de acero
sobre el bloque maleable de mi sentir informe,
hará surgir la estatua dócil y multiforme,
que fundirá la muerte en un crisol postrero.

¡Vamos, torpes ensayos!... La fórmula escondida,
la guardo ya en mí misma tras la lucha suprema,
tras el rencor inútil de sentirme vencida.

Y sellando mis labios para la imprecación,
camino con los vientos, sin rumbos y sin lema,
con la inquietud de antaño, vuelta renunciación.

20190504

LOS RITMOS SECRETOS (1931)



El dolor discreto
¡No quisiste oírme!...
Las palabras trémulas,
están suspendidas de los labios míos.

Mi ansiedad, mi angustia,
lo que no te he dicho,
me amargan la boca
como un turbio vino,
como un turbio vino,
que de negra cueva,
para envenenarme
trajo cautamente oculto enemigo.

No quisiste oírme…
El dolor, furtivo,
andará de puntas
también,
y ya nunca lanzará su grito.

Será silencioso huésped de mi casa…
Cuando las visitas
todas se hayan ido,
morderá mis carnes,
turbará mi sueño,
y en vano quisiera huir su castigo.

Pero en cambio,
siempre será inofensivo
para tu sosiego
y para tu olvido…

Puesto que eres sordo,
Se habrá vuelto mudo
mi dolor,
y nunca lanzará su grito.

¿No quisiste oírme?...
Duermes, pues, tranquilo,
mi dolor camina
con suaves pisadas
como un gran felino.




Todavía
Todavía te aguarda mi fervor infecundo,
con una fe imprecisa que se prende a mi ser,
aun sabiendo que todas las veredas del mundo
no han de bastar, amante, para hacerte volver.

Se agudizan mis ojos, desgarrando la sombra
que pudiera ocultarte un minuto de mi afán,
y los vientos me fingen tu canción, que me nombra,
y las hojas, el ruido que tus pasos no harán.

Mil augurios me mienten tu retorno imposible,
y distienden mis nervios en ciega espectación,
mientras el ritmo viejo de tu nombre indecible,
late amorosamente, dentro del corazón.

Todavía te aguarda mi fervor infecundo,
desmesurado y loco… Amante… ¿volverás?...
¿En cuál de los caminos o veredas del mundo
Podrá alcanzarte el grito de mi anhelo tenaz?




El círculo
Presa en implacable círculo de hierro,
busco en vano tu alma
dentro de tu cuerpo.

Bajo tus miradas, de luces ficticias,
ártico silencio
hiela mi ternura, mis áureos mirajes,
todos mis ensueños.

¿De qué raza inmune al calor de Eros
desciendes?
¿Por qué extraña fuerza
se anima tu cuerpo,
sin pasión ni angustia,
sin dolor ni anhelo?

Brotan de tus labios, en locos raudales,
palabras desnudas,
que yo no comprendo;
sonidos exangües,
sin un pensamiento…
Nunca un dulce canto,
nunca un bello verso,
¡nunca una palabra que pide el deseo!

Ídolo sin nombre, de suntuoso templo,
desoyes mis voces
y apagas mi fuego.

¿Por qué, pues te quiero,
Buda o monolito,
y hacia ti mis manos
implorantes tiendo?...
¿Es que basta acaso,
para someterme, la fuerza inconsciente
de que vives pleno?

¿O qué, ya obedezco
cual brújula ciega, el roce imantado,
torpe, de tu beso?

No podré saberlo,
porque sigo presa dentro de un fantástico
círculo de hierro,
donde mi alma busca el alma extranjera,
¡que nunca ha existido
dentro de tu cuerpo!




Pregunta
¿Para qué esta fatiga
que me agobia,
y vivir… y vivir, frente a un destino,
que niega a mi solar la rubia espiga
y el prodigio en promesa, de las flores de lino?

Si jamás he de ver mi troje llena,
¿para qué la faena,
siempre igual e infructífera,
bajo el viento y la lluvia,
o en medio de la siesta soporífera?

¿Para qué la ternura, que se desborda a veces
de mí?
¿Para qué hacer un verso,
en el silencio terso,
o regar mi canción,
si volarán los días y correrán los meses,
sin que nadie recoja mi furtiva emoción?




Geografía
Me acomete, de pronto, un afán errabundo
de cruzar los caminos y los mares del mundo.

El Oriente dorado, la dispersa Oceanía,
y otros rumbos inéditos para la Geografía.

Navegar, al acaso, en un viaje de amnesia,
con escalas en China, Ceylán y Polinesia.

Tal vez Ceylán, me diera en una pesquería,
otra perla más rara que mi melancolía.

Y la China, joyante de mitos y dragones,
me volviera el secreto de las ensoñaciones.

tal vez en las islas primitivas y hurañas,
desharía mi vida sus inquietas marañas.

Después de haber traspuesto la línea ecuatorial,
que hipotéticamente es la del bien y el mal.

Me acomete, de pronto, un afán errabundo,
De cruzar los caminos y los mares del mundo.




Arrójame  ¡Oh, Destino!
Arrójame ¡Oh, Destino! en una playa ignota,
que borre de mis ojos la enfermiza visión
del paterno horizonte, que mi existencia embota,
cual si fuera la celda de tediosa prisión.

Lánzame al mar, que barre con bárbara potencia,
la pueril esperanza y el mezquino dolor,
para que azote el flanco de mi fiel indolencia,
que anula en mis sentidos la emoción y el fervor.

¡Qué el huracán me bese con su hálito monstruoso,
como un amante nuevo, que no habré de olvidar,
y arrancando las anclas de mi viejo reposo,
me empuje hasta los rumbos donde impera el azar.

Arrójame ¡Oh, Destino! y en esa playa ignota,
desnuda ya de harapos y civilización,
ante vírgenes tierras, que ningún hombre explota,
recibiré el bautismo de la renovación.




Revelación
Un erotismo ciego, impaciente y amargo,
cabalgó en el silencio impreciso del mal,
y azotó con espasmos el absurdo letargo,
desatando en el templo furiosa bacanal.

Afrodita, desnuda bajo el palio de sombra,
lanzó su agudo grito oráculo sensual
y el sátiro inquietante del instinto, en la alfombra
de las vírgenes horas, poseyó a la vestal.

La vida, esposa núbil del cantar de los dioses,
desgarró al fin sus velos, sin rituales ni unción,
por trocar en profanos sus hieráticos goces.

Mientras en el hastío de su esterilidad,
los pálidos eunucos de la renunciación,
cataban vinos rojos de voluptuosidad.




Reproche
I
¡Ironía! —Dices que tú me desprecias,
porque ya —consciente—
huyes a las turbas de vírgenes necias.



Desdeña el presente;
Recuerda que antaño, igual que si fuera
mullida litera,
me tendí amorosa y ávida en la estancia.
larga de tu espera.

Fui virgen prudente de bíblica boda…
Destilé en mis ánforas, por ti, en la distancia,

mis ensueños óleos llenos de fragancia
y cubierta toda
de frágiles telas,

engarcé en mis manos arañas gemelas
núbiles caricias, fingiendo sortijas,
para que brillaran luego
bajo el fuego
de tus ojos, lámparas en luces prolijas.

Por ti, hasta las hebras de mi cabellera,
fueron seda viva a los pensamientos
que tejí en las horas
de nupcial espera.

II
Y por largas noches, aguardé el mensaje
propicio, en los vientos
de voces sonoras,
e incontables veces hicieron su viaje
a mi obscura cámara, lívidas auroras.


No volviste nunca… ¿Lo recuerdas? Nunca…
Geométricamente,
mi vida de entonces la dejaste trunca.


Nada extraño tiene que ahora insumisa
sacuda mi frente
de polvo y ceniza,

que pues vivo y siento tan sólo hacia fuera
como mi pasado, mutile las hebras de mi cabellera,
y limpie mis labios, con banal sonrisa,
del rictus doliente
que marcó la angustia, con mano precisa.

III
Ya ves, cómo en busca de locas amnesias,

yo virgen prudente
voy entre los coros de vírgenes necias.




Antípodas
Somos dos extranjeros —Nuestro idioma, diverso,
nos hace inexpugnables uno al otro,
y en tanto que yo voy enjoyando mi emoción con un verso,
se desboca tu instinto, como arábigo potro.



Somos dos extranjeros Desde rumbos lejanos
y antagónicos, ambos, por un raro capricho,
coincidimos un punto y estrechamente las manos,
aunque ajenas, las almas nada se hubieran dicho.


Y tú me amas acaso yo te amo a mi modo,
mas nunca alcanzaremos perfecta aleación…

Te esclaviza el deseo gran fetiche de lodo
y yo vivo posesa de una alucinación.


Somos seres antípodas El reverso y anverso
de esta humana medalla que lo absurdo troquela,
y aunque a veces te finges a mi rito converso,
ni siquiera percibes mi caricia, que vuela.

Y en vano descendiera la políglota ciencia
como lenguas de fuego o cual rayo mirífico,
hallarás en mi ensueño incurable demencia,
y yo veré tu alma igual que un jeroglífico.




A Flou
Se hace borrosa mi silueta
bajo la luz crepuscular…
Mi vida —loca veleta—
ha dejado de girar.



El viento variable profeta
acalló su pronosticar,
y el silencio, con ala quieta,
apagó mi inquietud de amar.

He aprendido muchas cosas,
que inútiles o insidiosas,
ahora pretendo olvidar.

Mientras mi fe, como sarcasmo,
el capullo de su marasmo
pugna en vano por desgarrar.




A modo de telón
Desnudez del ensueño que alucinó mis ojos
con visiones fantásticas de luz artificial,
en que locas falenas violan círculos rojos
de innombrables pasiones y cavernas del mal.

Excitantes amores, sonrisas bambalinas
y seres que se agitan en estéril ficción…
¡Todo eso que admiraron mis ingenuas retinas
una noche, está inmóvil, sin color ni emoción!

En su gran cueva insomne ha guardado el silencio
las risas de la vida, el brillo incidental
de los múltiples focos, en tanto que presencio
cómo en mí la fatiga es gesto inmemorial.

Miro decoraciones sobre un foro ya frío;
personajes borrosos, con menguada expresión…
¡Y por huir al tedio de mi teatro vacío,
he bajado los párpado, a modo de telón!